Erase una vez, un niño llamado Drake. Él era un niño muy feliz aunque su familia era pobre. Le encantaba jugar a fútbol, siempre estaba jugando con una pelota destrozada pero a él, le daba igual. Un buen día pasó por allí un niño que no era ni pobre ni rico y Drake le preguntó- ¿como te llamas?- y el niño le contesta- yo me llamo Nacho- desde ese día se hicieron muy amigos.
Todos los días, Nacho, después de el cole, iba a jugar con su amigo. Nacho, sentía un poco de pena por Drake por no poder ir él al colegio. Nacho le preguntó a su madre si podría encontrar algún trabajo para la madre de Drake, la madre le contestó que tenía un taller de zapatos abandonado y que si quería la podrían arreglar un poco y hacer una tienda y así fue. Al día siguiente, Drake y su madre limpiaron el taller y lo convirtieron en una tienda.
Fueron ganando dinero y por fin, ya podían pagar el colegio, la comida y la ropa. A Drake se le ocurrió una idea, como Nacho siempre había querido tener un hermano, le invitó a quedarse a vivir con él y con su familia. Nacho se puso muy contento al oír eso se lo preguntó a su madre y le dijo que sí pero con la condición de poder ir ella también. Nacho se lo preguntó a su amigo y le dijo que sí. Al final todos salieron contentos y colorín colorado este cuento ha madrugado es decir se ha acabado.
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